Por un enfoque multifocal en Psiquiatría

Dr Bernard Auriol

Traducción Dr Hector  Spivak

(publicado en Psychologie Médicale, 17, 85)

Hace ya algunos años que varios terapeutas, rechazando el dogmatismo y los anatemas, han empezado a tomar en consideración los múltiples aspectos de la enfermedad y la numerosas maneras de responder a ella.

Los trabajos epistemológicos de L. von Bertalanffy (1968) y de su escuela (H. Atlan, 1979), la Revue de Biomathématique, etc. , las prolongaciones clínicas que la escuela de Palo Alto aportó a esta teorización, y aun las elaboraciones de la terapia familiar con referencia freudiana, constituyen un avance de gran importancia científica.

Gracias a este enfoque es posible integrar con verdadera coherencia las muy diversas tentativas de numerosos pacientes : psicoanálisis, trabajo corporal, espiritualidad, medicinas suaves como la homeopatía y la acupuntura, sesiones de grupo, etc.

El texto que presentamos trata de mostrar la necesidad formal y el interés terapéutico de la reflexión holística, en la que el médico o el analista ya no desempeña únicamente un papel técnico neutro, sino que se encuentra radicalmente involucrado en lo que observa y en lo que es objeto de su acción.

Empezaremos por destacar que en la actualidad la terapia evoluciona hacia un pragmatismo integrador de distintos enfoques.

Luego nos referiremos a la necesidad formal desde un punto de vista sistémico amplio.

Por último trataremos de visualizar la utilidad terapéutica de esta modalidad, que radica :

-                     - en el hecho de que el esfuerzo diversificado que los pacientes realizan buscando su realización personal puede integrarse en un homogéneo proceso de conjunto ;

-                     - y también en el hecho de que, fuera de toda falsa culpabilidad, el terapeuta puede investigar para abrirse paso hacia nuevas perspectivas y ayudar al paciente sin entrar en « zonas de desdén ».


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Evolución de la terapia hacia un pragmatismo basado en diferentes enfoques

Desde hace varios años, rechazando el dogmatismo y los anatemas (JP Cornu, 1984), algunos terapeutas han tratado de tomar en consideración los aspectos múltiples de la enfermedad y las numerosas maneras de hacerles frente.

Los primeros autores, que actuaron aisladamente, por lo general fueron mal comprendidos y acusados de falta de rigor. Tal fue lo que le ocurrió a C. Baudoin, pese a (o a causa de) su muy inteligente intento de síntesis denominado « Del instinto al espíritu » (1950).

A partir de los años 60 esta manera de ver se volvió más frecuente, para generalizarse en los Estados Unidos durante los años 70.

Desde entonces los terapeutas actúan siguiendo cuatro corrientes principales, evitando escoger entre ellas y adoptando un pragmatismo perfectamente sincrético.

Estas aguas mezcladas son las de las diferentes escuelas analíticas, de las técnicas de dinamización del potencial humano, del behaviourismo sknieriano, de la biología psiquiátrica, etc.

Se observa que los terapeutas, en su práctica individual o grupal, pueden utilizar una interprertación freudiana, un ejercicio reichiano o un argumento paradójico... sin hablar de los recursos « pesados » (psicofármacos, sismoterapia, insulinoterapia, cirugía cerebral, etc.), a los que se recurre con frecuencia.

Este eclectismo, otrora limitado a la América del Norte, se manifiesta hoy en Europa. Valgan con ejemplo las conclusiones de un artículo de C. Dessaux y el cuadro propuesto por el mismo autor : « La atención de los jóvenes autistas y la ayuda a las familias y a los profesionales justifican el empleo de varios modelos teóricos difíciles de articular.

En lugar de un soporte teórico unívoco con riesgo de dogmatismo, el eclectismo clínico y terapéutico propone un uso más racional de nuestros conocimientos y una aceptación más lúcida de nuestras ignorancias ».

 

Psicoanálisis

Sistémica

Antropología médica

Psicología cognitiva

Trabajo sobre la demanda : constitución de una

alianza terapéutica

+

++

++

+

Evaluación de desarrollo y diagnóstico

+

+/-

+/-

+++

Atención precoz

++

+/-

+/-

++

Organización de la atención

en la institución

++

++

+/-

++

Trabajo individual

+

+/-

+/-

+++

Trabajo sobre la implicación

emocional del terapeuta

+++

+/-

++

+/-+

Tratamiento de los trastornos del comportamiento

+

+

+

++

Ayuda a la familia

+++

++

+

+

Trabajo de red

+/-

++

++

+

Campos de pertinencia de los soportes teóricos del tratamiento pedopsiquiátrico del autismo (cf. Marcelli, 1982)

Al atravesar el Atlántico, la « cura » incorporó las agujas chinas o los remedios hahnemanianos...

Pese al aspecto indigesto de semejante mezcla, ni siquiera los más puristas se privan de utilizarla. Eventualmente, a lo Poncio Pilatos, se desentienden de la parte que no les concierne.

Que quede claro : nuestra crítica no va dirigida contra quienes practican su propia técnica admitendo que otros puedan participar en el combate terapéutico y absteniéndose de intervenir en los ámbitos que ignoran o concen mal. Tampoco cuestionamos la necesidad de observar una cierta « asepsia relacional » en el marco de un psicoanálisis reglado.

El psicoanálisis empezó causando escándalo, pasó luego por una etapa de pudoroso encierro y por fin se liberó con el pragmatismo contemporáneo, adaptándose a trastornos de todo tipo hasta convertirse en herramienta polivalente de la intelligentsia.

Estas adaptaciones explican la eflorescencia de técnicas sin diván tales como el análisis corporal, el psiconálisis de grupo, el psicodrama analítico, la relajación freudianizada, etc.

Sin renegar en absoluto de Freud, e incluso en el contexto de un « retorno » a Freud, aceptan -especialmente en el tratamiento de niños, psicóticos y psicosomáticos- el uso de « mediaciones », extendiendo el campo de la asociación verbal libre a todo tipo de procedimientos o vehículos posibles de comunicación humana.

Por consiguiente, nuestra práctica del sueño despierto, las marionetas, el dibujo libre, la escultura, la música, el trabajo corporal, el psicodrama, etc. reviste una nueva dimensión relacionada con la interpretación de los contenidos inconscientes y el análisis de las resistencias y de la transferencia.

El psiconálisis, pues, aporta un marco teórico y práctico que, según quedó demostrado, puede integrarse sin gran dificultad  en la mayoría de las nuevas modalidades de intervención.

Sin embargo, ese paso produce también cierta insatisfacción, debida en parte a la implícita reivindicación de metaciencia, y en parte a la dificultad que sentimos siempre que abandonamos el terreno de las significaciones para ingresar en el de la realidad.

Traigo a colación casos como la cirugía estética o cerebral, el paso al acto con golpes y heridas potencialmente mortales, la toxicomanía, el alcoholismo, etc.

Está bastante claro que semejantes contradicciones quedarán resueltas el día que la terapia alcance un status verdaderamente científico.

Necesidad formal desde el punto de vista sistémico ampliado

Ahoran ruego un poco de paciencia para tratar de exponer unas consideraciones arduas pero breves que resumen en lenguaje corriente algunos trabajos epistemológicos formalizados.

Aunque  muy a menudo oímos decir que cualquier objeto del Universo está permanentemente interrelacionado, de modo directo o indirecto, con todos los otros, rara vez vemos la real dimensión de esta afirmación.

Consideremos cualquier objeto de observación científica : para comprenderlo necesitamos escrutar su funcionamiento « íntimo », vale decir, poner a la luz los elementos que lo constituyen y sus mutuas relaciones. Obviamente, algunas de dichas relaciones resultan esenciales para la unidad del objeto inicial : son las relaciones de cohesión.

A menos que las reduzcamos a simples conceptos, si queremos que dichas relaciones expresen una unidad real, y no sólo una idea de unidad, es preciso que tengan un sustrato objetivo, vale decir, en los elementos por ellas vinculados.

Podemos concluir que los elementos en cuestión ponen en común espacialmente algo de sí mismos, o que intercambian algo de sí mismos en el curso del tiempo.

Una vez planteadas estas premisas hemos de concebir una jerarquía indefinida, a la manera de las muñecas rusas.

También podríamos comparar toda unidad estructurada con un eslabón de cadena constituido por una cadena en la que cada eslabón sería una nueva cadena, y así ad infinitum.

Por otra parte, la intervención de la noción de « campo » (magnético, por ejemplo) no elimina la necesidad de una comunidad íntima de los elementos unidos por sus campos respectivos. Sólo plantea la pregunta de la naturaleza de lo que es, en tal caso, común [1].

De lo que se infiere que todo elemento de un objeto de estudio, así sea el Universo, se encuentra en correlación más o menos inmediata con todos los otros elementos de dicho objeto.

De lo que se infiere que toda acción sobre un objeto actúa sobre todos sus elementos, así como toda modificación de un elemento actúa sobre la totalidad del objeto y sobre cada una de sus partes.

P.W. ANDERSON (1980) describe el efecto Kondo « que se produce cuando una impureza magnética difunde electrones en un metal. Los electrones que pasan a gran velocidad cerca de la impureza sólo interactúan levemente, pero, por sus leves interacciones, refuerzan las de los electrones un poco más lentos. A su vez, éstos refuerzan las interacciones de los que son un algo más lentos y, en definitiva, los electrones más lentos de todos, que son asimismo los más alejados de la impueza, tienen con ella una interacción de una fuerza casi infinita » « (...) El efecto Kondo, la jerarquía de las interacciones que se producen entre los electrones del metal, no puede estudiarse sin considerar prácticamente TODO el metal. » [2]

B. d’Espagnat (1979) sugiere que las experiencias de la física contemporánea llevan a considerar lo real como una unidad absolutamente indivisible.

Puede que el lector ya empiece a vislumbrar los grandes efectos de una acción mínima, como los que se observan en la patogenesia o la curación de algunos trastornos.

Pero sería ingenuo imaginar que la interacción general aquí enunciada se manifiesta siempre en el sentido de amplificación que acabamos de describir : puede operarse en el sentido inverso (debilitamiento) o en todas las gradaciones intermedias.

La Unidad de lo real, indudable en el ámbito de la ciencias exactas, ¿se verifica también en el plano biológico y humano ?

« Aunque en cierto modo el ser vivo se resume a un entrecruzamiento de acciones fisicoquímicas, desde otros puntos de vista constituye una mónada, centro individualizado de percepción y de apetición ; (...) el ser vivo es un objeto que tiene la propiedad paradójica de ser al mismo tiempo un sujeto » (R. Blanché, 1972).

En su calidad de objeto, al menos, lo biológico participa en la Unidad de lo real a la que nos referíamos antes, y como tal se muestra perfectamente indisociable de su ambiente. En el plano de las ciencias biológicas, la ecología y la etología han destacado cantidad de interacciones sin las cuales el comportamiento individual pierde toda significación. Con mayor razón aún tratándose del ser humano, al que nos gusta reconocerle una intersubjetividad...

AsÍ PUES, Todo ser humano está unido a todo otro ser humano, de suerte que sufre la influencia de todos y genera modificaciones en cada uno de ellos.

Las intervenciones microsociológicas, las técnicas de grupo y la terapia familiar lo han ilustrado con elocuencia.

Con el concepto de contratransferencia, la teoría freudiana supo integrar, al menos en un nivel relativamente superficial, el hecho de que el analista, pese a darse la consigna de ser neutro, no siempre lo logra. En presencia de contenidos perturbadores, pues, se fija la regla suplementaria de habituarse a tomar conciencia de sus proyecciones, identificaciones, denegaciones y represiones,  recurriendo a controles exteriores durante cierto tiempo, y a su autoanálisis en toda circunstancia.

Vale decir que el analista, y de hecho cualquier terapeuta, se encuentran radicalmente implicados en lo que observan y sobre lo cual tratan de actuar.

El cuestionamiento de la « neutralidad » no sólo tiene que ver con la necesidad de manejar la contratransferencia, sino asimismo con la escuela a la que pertenece el terapeuta. Su formación  le ha enseñado a considerar ciertos puntos y a omitir otros, en particular los que llevarían a poner en tela de juicio el cuerpo de doctrina que la ha sido transmitido. La « ley del escotoma específico », cara a mi amigo Roland Cahen, se aplica tanto a los grupos como a los individuos. Es una primera razón para explicar el hecho de que los miembros de una escuela casi siempre encuentren en la clínica lo que esperaban encontrar.

Existe indudablemente un segundo sesgo : es previsible que el efecto de transferencia hará que el paciente [3] tienda a alinearse según el eje de la escuela del terapeuta, en el contenido y la forma de sus enunciados, en sus reacciones corporales y la manera de vivirlas, en sus síntomas, en las etapas de su evolución, etc.

Para contribuir de esta manera, el paciente puede basarse en diversos detectores de las expectativas del terapeuta : observación auditiva y visual de signos verbales o no verbales, e incluso intuición telepática...

Por lo tanto, asumimos la idea de que las enseñanzas recibidas en las diferentes capillas no sólo comprenden necesariamente fuentes de error debidas a su incompletud, sino que además producen efectos específicos y generan incertidumbres o contradicciones. En esta afirmación es fácil reconocer una profunda analogía con el principio de Heisemberg en el ámbito de la física teórica, dado que el OBSERVADOR no siempre es un individuo : muy bien puede tratarse, especialmente en ciencias humanas, de un grupo constituido entorno a una acción o a una reflexión [4].

Este estrecho vínculo entre las personas explica el valor de las técnicas contemporáneas de intervención familiar para lograr que un individuo « esquizado » pueda recuperar o adquirir cierta autonomía y un identidad propia.

Hablaré brevemente del caso de una joven que me fue confiada en 1973 por un estado disociativo con delirio luego de una dificultad sentimental. Al cabo de unas cuantas reuniones familiares se enunció un fantasma de los padres según el cual ellos se habían casado y habían seguido juntos tan sólo PARA la paciente.

Inconscientemente, pero con una indudable carga de odio, ya desde antes del nacimiento le habían reprochado que existiera (porque los había condenado a vivir juntos sin amor, es decir, a perder la vida), pero al tiempo le significaban un amor inmenso, puesto que no hay amor más grande que el de dar la vida por una persona amada...

Gracias a esta toma de consciencia colectiva, la « enferma » se restableció de inmediato.

Los especialistas en terapia familiar que asisten a este coloquio saben que se trata de un caso límite, casi caricaturesco, y saben también que por lo general nos encontramos con situaciones más difíciles de desentrañar, y que los resultados suelen ser menos inmediatos.

Del enfoque sistémico conocemos sobre todo el ámbito de las terapias familiares, ¡ como si la psiquiatría, y aun la medicina, no tuvieran nada que hacer con los otros niveles de organización ni con los vaivenes entre ellos ! (H. Laborit, 1974).

Las interacciones no son sólo las que vinculan al ser con el mundo exterior, sino que también conciernen a su interioridad, de modo que cada parte de nuestro organismo depende de todas las otras y viceversa. Esto puede hacer pensar en la auriculoterapia de Nogier.

Con J.L. Bassano, el Dr ElBéze (1979) y varios miembros del Grupo de Reflexión sobre los Sonidos (Panacci, 1982, G. Rousteau, 1982) pudimos mostrar la verosimilitud de una somatoterapia coclear. De confirmarse este descubrimiento, que apoya algunas observaciones empíricas anteriores (A. Tomatis, 1974, M.L. Aucher, 1980), nos sentiríamos impulsados a investigar otras somatotopías sensoriales, por ejemplo a nivel del campo visual, de las calidades olfativas  y gustativas, etc.

A partir de estos datos, hechos o hipótesis podemos preguntarnos si, a la par de las somatizaciones que hablan el lenguaje de la asociación pitiática entre síntoma y símbolo, no existirán expresiones patológicas significantes por la estructura misma de nuestro organismo. La « verdadera » lesión psicosomática sería entonces el signo localizado de un problema energético específico de ese lugar, independientemente de toda significación experiencial con él relacionada.

Si así fuera, como lo sostienen varias tradiciones convergentes [5], venerables por su antigüedad y por su utilización empírica milenaria, deberíamos considerar que además de las múltiples representaciones cerebrales de nuestro cuerpo existen una o varias representaciones corporales de nuestro cerebro y de sus funciones...

Ahora bien : es sabido que la acción eléctrica, farmacológica o quirúrgica, así como las compresiones o exclusiones patológicas, pueden provocar, según las localizaciones, trastornos más o menos específicos y complejos de la sensorialidad, de la motricidad y de las gnosias, pero asimismo de la afectividad y de las relaciones de fuerza intrapsíquicas.

Cuando esta acción se vuelve muy fina y precisa llega a ocasionar trastornos tan particulares que numerosos psicoanalistas han caído en la trampa. Recuerdo que el Profesor Tusquets acusaba a su ex-compañero de estudios Jacques Lacan de haber intentado un trabajo analítico en tales circunstancias.

Esta nueva visión permite comprender claramente el efecto de las terapias del zona [6], de la acupuntura, de la homeopatía, etc.

Si se toma en cuenta la posibilidad de actuar sobre un equilibrio global empleando una juiciosa moción en el momento y el lugar adecuados,  el efecto de las dosis infinitesimales pierde su carácter misterioso. Basta con pensar en la analogía de los dominós : se trata de construir dominós de modo que cada uno tenga una vez y media el tamaño del que le precede. Se ha de disponerlos apretados, del más grande al más pequeño. Con sólo golpear levemente éste último se conseguirá que caiga el más grande, aunque tenga las dimensiones de un rascacielos.

La magnitud de la disproporción no excluye un efecto del menor sobre el mayor (J. Bidet et col, 1976). Igual que el moscardón de la fábula, el remedio homeopático puede modificar por completo el equilibrio del organismo.

Los homeópatas, y no sólo ellos, sino los especialistas de todas las ‘terapias profundas’, distinguen una acción sobre los síntomas de la verdadera cura, etiológica y definitiva. Sin negar por completo una jerarquía de los signos patológicos, a veces será útil matizar tal oposición. La mayoría de las veces el paciente busca un resultado pragmático, a saber : la desaparición de todos los signos de enfermedad, o al menos la de los más molestos. La radicalización de los objetivos podría ir en detrimento de la rapidez de acción y, como en otros ámbitos, ‘mejor’ podría convertirse en enemigo de ‘bien’.

En el marco del método psicoanalítico, por ejemplo, so pena de fracasar, no se ha de prestar atención a los síntomas surgidos en el transcurso de la cura individual, pero sí corresponde volver a ellos a la hora de evaluar el procedimiento.

Llegados a este punto me parece necesario referirme a la supuesta imposibilidad de obtener modificaciones de estructura (vale decir, reales) de algún modo que no sea la frecuentación asidua del diván. En realidad,  al admitir la eficacia del método freudiano se está admitiendo la posibilidad, tal vez remota, de que un feliz concurso de circunstancias provoque idéntica transformación. Por otra parte, aceptar las premisas antes mencionadas lleva a admitir que una acción adecuada a cualquier nivel del organismo pueda dar un resultado arbitrariamente fijado a priori (en particular, el resultado invocado para un análisis exitoso).

Ahora bien : en modo alguno querría que se entendiera esto como un melting pot en el que cualquier cosa equivale a cualquier otra. La posibilidad de principio que acabo de mencionar no resulta necesariamente operatoria en todos los casos. Por ejemplo, está claro que la acupuntura, aun cuando se practique muy regularmente y durante largo tiempo, no puede tener iguales objetivos que la terapia verbal. En la práctica, sus efectos no son los mismos.

Se plantea entonces el problema del modo de acción del terapeuta, y más aún el del modo de interacción de las terapias y, obviamente, del de quienes las proponen.

Se ha de prestar atención a  la existencia de la transferencia, de la contratransferencia, de las proyecciones, de las simbolizaciones, etc.

Para tratar de comprender al paciente, el terapeuta ha de incluir en sus hipótesis el efecto de la dietética o de los remedios sobre la naturaleza de los sueños, sobre el equilibrio de las catexias y las contracatexias, sobre los lapsus, etc.

Tampoco se puede excluir la posibilidad de una modificación espontánea del organismo en todas sus dimensiones, eventualmente propiciada por una técnica de relajación global profunda o un movimiento de unificación según el eje vertical de una espiritualidad activa.

Utilidad terapéutica de la Terapia Multifocal en el marco conceptual holístico

Las precedentes reflexiones tal vez bastarían para empezar a teorizar un conjunto de hechos antagónicos del antiguo y excesivo ‘recorte’ de la realidad, pero me temo que no esclarecieran lo suficiente su aplicación práctica.

La clínica obtiene dos ventajas principales :

- los diversos esfuerzos que los pacientes realizan en pos de su desarrollo completo pueden integrarse en un proceso homogéneo que los engloba. Muchos de nuestros pacientes consultan abiertamente al médico o al analista, pero se esconden a la hora de recurrir al vidente, el astrólogo, el radiestesista, el bioenergetista, el maestro de yoga, etc.

- en su esfuerzo por abrirse hacia nuevas perspectivas y ayudar a su paciente sin « zonas de desdén », el terapeuta puede sentirse satisfecho y evitar la falsa culpabilidad.

Propongo cuatro objetivos para el esfuerzo conjugado del paciente y de su (o sus) terapeuta(s) :

1.   Luchar contra los procesos de deterioro reconocidos, como por ejemplo el uso de productos tóxicos, legales o no (especialmente el alcohol, el cannabis y el tabaco, demasiado aceptados en la vida normal, y asimismo los tranquilizantes y los laxantes).

2.   Tratar de restaurar lo deteriorado, por ejemplo : reeducar una columna vertebral escoliótica con métodos idóneos (Mézières, Hatha Yoga, Eutonía).

3.   Promover el desarrollo de las funciones sanas y dinámicas del organismo, por ejemplo : cultivar la creatividad artística o intelectual, fomentar el ejercicio de un deporte atractivo, el aprendizaje de la natación, de la conducción de coches, de idiomas, de informática, etc.

4.   El objetivo principal y constante : resolver los conflictos de toda naturaleza que se manifiesten en la personalidad.

Los tres primeros puntos admiten diversidad de enfoques y técnicas, con varios terapeutas para un solo paciente.

Para la resolución y el esclarecimiento de los conflictos cabe utilizar la confrontación regular con un personaje referencia como en el psicoanálisis, o con un grupo referencia como en la psicoterapia institucional.

Quizás el lector haya encontrado paradójico, y hasta chocante, el empleo de términos bastante opuestos, como « multifocal » y « holístico ». Planteamos con firmeza la UNIDAD del organismo (cualquier acción ejercida sobre él lo afecta en su totalidad), pero sin excluír la posibilidad de una gran variedad de puntos de vista y de modos de abordaje. Por suspuesto, los diferentes modos de acción pueden resultar aditivos, redundantes, o incluso sustractivos si no se conjugan sinérgicamente. El campo que se abre a la investigación es tan complejo como promisorio.

Para tratar de responder a los diferentes objetivos anunciados me parece oportuno :

1)                 En primer lugar, escuchar lo que el paciente quiere decir por sí mismo cuando pide ayuda.

2)                 Luego, explicarle, así sea de modo sucinto, nuestras propias perspectivas (antes formuladas), para comprobar si hay un suficiente consenso ;

3)                 Establecer con él los medios que se habrá de utilizar, ya porque se adecuen manifiestamente a sus necesidades, porque sean accesibles (en el sentido geográfico, financiero, etc.), porque resulten particularmente atractivos o por cualquier otra razón, a menudo de orden intuitivo. En esta etapa, los tests pueden suministrar un tercer punto de vista distinto de los del terapeuta y del paciente, y también pueden sugerir acciones que no habían sido previstas espontáneamente, enriqueciendo así el catálogo de posibilidades ;

4)                 Luego se reflexionará sistemáticamente sobre la aplicación asidua y regular de lo decidido. ’Lo decidido’ ha cobrado fuerza de analizador a lo largo de las sesiones de investigación y de selección, vale decir que la negligencia en la aplicación y los diferentes avatares que pueda revestir serán objeto de interpretación, así como lo serían las ausencias a las sesiones y los pasos al acto dentro o fuera del consultorio del analista.

5)                 El terapeuta que se ocupa de los aspectos conflictivos de la personalidad debería ser quien sigue al paciente y analiza las variadas resistencias que interfieren inevitablemente.

En las sesiones inaugurales, cuando el paciente recibe información sobre la terapia multifocal, puede experimentar la satisfacción de un enfoque ampliamente comprensivo, pero a veces también la frustración de los múltiples lugares de trabajo (para algunos abandónicos tendrá el sabor de un rechazo). Por lo general tales marentendidos se disipan con una adecuada explicitación verbal.

Conclusión

Habiendo observado que ante la proliferación de posibilidades, nuestros pacientes recurren a todo tipo de técnicas destinadas a producir modificaciones, y que la mayoría de los terapeutas admiten de hecho la utilidad o incluso la necesidad de las acciones múltiples, he tratado de perfilar lo que podría fundar teóricamente la legitimidad de tales actitudes, posibilitando la búsqueda de una coordinación con bases científicas. En pos de esta meta me he internado por caminos que algunos consideran peligrosos, pero que no resulta fácil evitar si se quiere conservar la coherencia. Quizás nos encontremos ante la alternativa de asemejarnos a la familia Fenouillard, preocupada por no moverse y preservar su pequeño queso, o al primo Coseno, sabio loco, pero con deseo de aventurarse, al menos una vez, fuera de los muros de París [7]. Él no lo logró, pero nos deseo mejor suerte.

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Psychosonique Yogathérapie Psychanalyse & Psychothérapie Dynamique des groupes Eléments Personnels

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31 Janvier 2006

BIBLIOGRAFÍA

  1.     Anderson P.W. - "La grande illusion des physiciens" in La Recherche N°1O7, Janvier 198O - Vol 11 p.99

  2.    Atlan H. - Entre le Cristal et la Fumée, Ed. du Seuil (1979)

  3.    Aucher M.L. - L'homme sonore Epi Ed. (1980)

  4.     Baudoin C. - "De l'Instinct à l'Esprit", DDB Etudes Carmélitaines 1950.

  5.     Bildet J. et coll. - Etude au microscope électronique de l'action de dilutions de PHOSPHORUS 15CH sur l'hépatite toxique du rat XV° Assises scientifiques homéopathiques de Dijon - Avril 1976

  6.    publié in Annales homéopathiques françaises N°2 p. 209 (Avril 1977).

  7.    Blanché R. - "l'Epistémologie" Que Sais Je 1972 2° Ed. p.72

  8.    Borland C. and Landrith G. - "Improved quality of city life through the T.M. program: decreased crime rate" in Scientific Research on the T.M. program, Collected Papers, Vol.1 Meru Press 1976

  9.    Cornu J.P. - "Nayashu, le chaman jivaro" in Calypsolog Sept 84 N°28 p.4- 6

10.     Dessaux C. - "Eclectisme et autisme infantile : pour un étayage polythéorique des soins", Synapse, Janvier 2001, 172 - 37-40.

11.    El Béze A. - Approche de l'Audio-Psycho-Phonologie par le test d'écoute, Thèse de Médecine, Toulouse 1979 N°447

12.     d'Espagnat B. - A la Recherche du Réel Gauthier-Villars Ed. (1979)

13.    Laborit H. - La nouvelle grille pour décoder le message humain. R.Laffont Ed. (1974).

14.    Marcelli D. - Psychopathologie de l'enfant, Masson, 1982.

15.     Pannacci D. - Eléments d'explication de l'organisation métamérique du corps humain Mémoire de Psycho-Pathologie Toulouse (1982)

16.     Rousteau G. - La  Psychophonie, Thèse Médecine Nantes (1982)

17.     Tomatis A.A. - Considérations sur le test d'écoute SAPP Ed., Amiens 1974

            18.              Von Bertalanffy L. - Théorie Générale des Systèmes Dunod Ed.(1968-1973)